lunes, 24 de septiembre de 2012

Telequinesia


Se oye un rítmico puf puf de fantasmas paridos. Con sigilo acerco la oreja al armario y estoy un rato escuchando. Cuando cesa el ruido, abro una de las puerta y salen revoloteando de dentro un par de sábanas por estrenar, con los pliegues aún marcados, y también unos cuantos calzoncillos, tres pares de calcetines, la mitad de mis camisetas y unos vaqueros, que por lo visto han decidido sumarse a la fiesta. Durante unos instantes gravitan sobre mi cabeza, esquivándose mientras danzan, hasta que caen al suelo y quedan esparcidos por toda la habitación. La historia tiene su gracia pero no creo que mamá se la crea.

Microrrelato-Microficción-Hiperbreve-Microcuento

Este microrrelato también participó 
-sin éxito- 
en el Relatos en Cadena.
Pobrecito, él.

12 comentarios:

Rosa dijo...

Jjajajajja pobre, la que le espera.

Besos desde el aire

Anita Dinamita dijo...

Me gusta el efecto final de convertirse en niño y sus historias... quién sabe cuántas serán verdad.
Un abrazo

Nicolás Jarque dijo...

Víctor, esas historias infantiles que mamá nunca se creía son las que nos han traído hasta aquí, para contarlas ya de mayores y ser compartidas por otros que también las vivieron.

Buena resolución a la historia.

Saludos.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Sumo mi firma al comentario de Nicolás, añadiemdo que es mucho más duro para un hijo único, que carga con la culpa, incluso, de las cosas que se rompen solas.

Sigo confesando mi admiración por la capacidad de sacar una historia a partir de esa frase.

Un abrazo.

MJ dijo...

Pues va a ser que no cuela. Mamá no se lo va a creer :-)
Muy buena historia.

Saludos.

Cortacuentos dijo...

Ya decía yo que no podía ser tan torpe con el balón. Pena que haya que tenido que esperar tantos años para entender que había fuerzas sobrenaturales que me obligaban a romper los cristales. Buen micro, de esos que se quedan a las puertas.

Una perta.

Miguelángel Flores dijo...

Muy ingenioso. La imagen de las sábanas con sus pliegues y todo lo demás volando es muy buena, Victor.

Abrazos.

CARO GARCÍA dijo...

¡Genial! Encontré la explicación perfecta (aunque no mía) para que mamá entienda por qué nado a diario en el desorden de mi habitación.
Lo raro es que a mí (hasta ahora) los puf puf me resultaban inaudibles, por lo que dormía plácidamente ajena a tanta diversión. Recién lo descubro.
Me gustó, Víctor. Y el final... bueno, ya me tenés acostumbrada.
Un beso danzante.

Víctor dijo...

La que le espera a la madre. Vamos, ordenarlo todo de nuevo. Y sin imaginación. Un abrazo, Rosa.

Todo lo que dicen los niños es verdad, Ana. Por cierto: ¿com van les classes de català? Una abraçada.

Pues tienes mucha razón, Nicolás. Sin los niós que fuimos ahora no seríamos lo que somos, seamos lo que seamos. Un abrazo.

Yo, Pedro, soy el menor de dos hermanos. O sea, que la culpa nunca fue mía. Estas frases de ReC cada día son más difíciles de exprimir. Abrazos.

Pues es una lástima que no se lo crea, MJ. Así nos va a los adultos. Abrazos.

Ya que el poder no tiene imaginación, Cortacuentos, la imaginación al poder. Gracias por pasarte por aquí. Un abrazo y regresa cuando quieras.

Será buena, Miguelángel, pero ahí se quedó. Si lo sé, de nió hubiera usado más esa excusa. No hubiera colado, pero mi madre se hubierra reído un buen rato. Abrazos.

Muchas gracias, Caro, aunque no sé si colará la excusa con tu madre. Ya me contarás. Abrazos.

Elysa dijo...

Y este también es divertido, me encanta esas sábanas y sus plieges, es que estoy viendo toda la escena.

Besitos

Anónimo dijo...

Pobres relatos, solo tres logran la aprobación del exigente jurado de Rec. Qué difícil era esta frase, continuarla así de bien tiene un gran mérito. Si leyeras lo que envié yo... Pobres relatos.

Un abrazo

Francesc Barberá

Víctor dijo...

Bueno, divertir ya es mucho, Elysa. Muchas gracias por pasarte por aquí. Un abrazo.

Pues sí que era muy difícil la frase, sí. Mérito no sé si tiene, Francesc, pero vueltas en la cabeza, unas cuantas. Si leyeras lo que no llegué a enviar... Abrazos.