lunes, 26 de octubre de 2009

Replay

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El campeonato se decide en esa última jornada así que nada va a moverlo ya del sillón situado enfrente del televisor, ni la falta de cigarrillos ni las recomendaciones del doctor. Además, el comentarista acaba de anunciar que el eterno rival ha perdido su partido contra todo pronóstico, así que a su equipo le basta sólo un gol para alzar una copa que se le ha resistido durante toda la historia del club. Pero poco falta para el pitido final y ese gol –con el que ha soñado desde niño, durante toda su larga vida- no llega. No le queda casi tiempo. Ni uñas. Pero la esperanza no debe perderse nunca. En la última jugada, sobrepasado ya el tiempo de descuento, el delantero de su equipo se planta solo ante el portero y le eleva el balón con una suave vaselina. La pelota va describiendo una fina parábola mientras él, con la vista clavada en la pantalla, va repitiendo sí, va, por favor, sí, sí. Pero no. El balón toca el travesaño y sale fuera de puerta en el preciso instante que el árbitro señala el final del encuentro, diluyendo sus sueños con tres toques cortos de silbato.

Hundido en el sillón, casi sin parpadear, se niega a asumir la derrota. Sabe que su equipo no tendrá otra oportunidad como esa y en el caso que la tuviera, él ya no vivirá para verlo. La edad no perdona. Mientras, el realizador se empeña en fastidiarle repitiendo la ocasión que acaba de desperdiciar el que hasta hace unos instantes era su ídolo. Observa de nuevo cómo, tras romper el fuera de juego de la defensa rival, el delantero se queda solo ante el guardameta y le pica el balón por encima. Acompaña de nuevo el arco que describe la pelota, a cámara lenta, pero esta vez la pelota toca el travesaño y se cuela en la portería. Las siguientes repeticiones, desde todos los ángulos posibles, vuelven a mostrar cómo el balón acaba entre las redes, una y otra vez, tras golpear la madera. Su corazón no soporta tanta emoción y se detiene -dejándole una sonrisa de satisfacción en los labios- momentos antes de que se empiecen a escuchar en la calle los vítores y gritos de la hinchada rival celebrando el título.

12 comentarios:

Campanula dijo...

El futbol no es lo mio, pero supongo que se debe sentir bastante bien, o bastante mal.
un abrazo

Anónimo dijo...

Eso parece la llegada de la Muerte anestesiando al moribundo con lo que quiere ver: el último deseo del reo.
Bien montado, como siempre.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

jejejeje...por lo menos murió feliz!..jajaja para muchos fanáticos futboleros sería un final deseado, aunque la última ilusión sea un guiño de piedad que le brinda la muerte!
Muy buen texto.


un abrazo.

Anonima Mente dijo...

Su deseo como daga que se clava en su corazón. Hay que tener cuidado con lo que se desea, nunca se saben las consecuencias de ver un anhelo materializado a destiempo.
Un saludo.

Lady Jones dijo...

¡Qué fuerte! soy lela total, y mira que Lady Jones metió en su primer partido con 11 añitos canasta en el aro contrario... pero no lo había pensado... Mi mente estaba más en un "sabe de fútbol, de qué equipo será, entra, entra y otra cosa, yo creo que el que lanza no puede pensar una vez enviado, no?" Al menos en basket no da tiempo... Un beso.
Has visto, Mr., microcomentario, jeje
LADY JONES

David Moreno dijo...

El fútbol es así, jeje

Un saludo indio

Anónimo dijo...

Hola, Víctor. Creo que voy a preguntar una obviedad, pero es que la verdad algo no he entendido bien ¿o es que el fanático al final ve lo que quiere ver?
Un beso!!!!

Posmoderna dijo...

Que tipo más mazoquista.

Quizas debiese seguir otro deporte. O ser un Judas y cambiar de bando.

Javier Ortiz dijo...

No cabe duda, uno puede ver lo que quiere. “La verdad es la mentira en la cuál deseemos creer”, J.G. Ballard… Excelente, Víctor, con un final muy cruel.

Saludos.

Víctor dijo...

Después del infarto, Campanula, ya no se siente ni bien ni mal. Pero, aunque tras imaginar su final y el del partido, tuvo una muerte feliz.

Gracias Paseante. Y bien visto eso de la última voluntad de la muerte.

Sí, Neogeminis, (auto)engañado pero feliz. Algo es algo, ¿no?

Tienes razón, Anonima Mente. Si lo hubiera deseado en directo y no en la repetición, otro gallo cantaría.

¿Lady Jones fue la Gasol en pequeñita? No lo hubiera imaginado nunca. Un saludo.

Sí, No Comments, el fútbol es así, o cualquiera de los miles de tópicos futboleros que se repiten sin parar y que no significan nada de nada.

El fanático ve lo que quiere ver, Lauri, o realmente el delantero marcó y los engañados son todos los del equipo rival que celebran en las calles el título. Elige el que más te guste. Un saludo.

Posmoderna, yo soy un forofo futbolero y debo decirte que lo de Judas es cosa de niños comparado con cambiar de equipo. Mejor que cambie de deporte. Al rival, ni agua. Un saludo.

Gracias, Javier. El final es cruel, pero no más que la vida misma. Y la frase de Ballard no la conocía... pero me encanta. Un abrazo.

Martín Gardella dijo...

No imagino nada peor que morir sin festejar... Un relato diferente, creo que es la primera vez que hablas de fútbol. Así me gusta..! Un abrazo

Víctor dijo...

Pues sí, Martín, aunque no sea realidad, no hay nada peor que morir sin festejar. Y no, no es la primera vez que hablo de fútbol (pero es que siendo "culé" y viendo la maravilla de fútbol que practica mi equipo, no me pude resistir). Hace poco colgué "Adicta al fútbol", que implícitamente trataba de eso. Un saludo.